“A veces creo que hay vida en otros planetas y a veces creo que no. En cualquiera de los dos casos, la conclusión es asombrosa.”

Carl Sagan.

La posibilidad de que exista vida en otros planetas resuena en nuestra mente colectiva desde que empezamos a observar el cosmos desde un punto de vista científico. Descubrir que no estamos solos sería el mayor y más relevante hallazgo de la historia.

Por el momento, solo podemos especular sobre ello. Poco a poco vamos conociendo más sobre nuestra galaxia y sobre la vida y su evolución.



Este conocimiento es una guía (aunque muy limitada) para pensar acerca de si habrá vida en algún otro lugar, si podríamos detectarla o si formas vivas extraterrestres podrían detectarnos a nosotros.

La primera y única vida conocida

En el contexto terrestre, existe consenso científico en que la vida surgió hace unos 4.200 millones de años. Lo llamativo es que tuvo lugar en un periodo corto a escala geológica –entre cientos de miles y 120 millones– desde que la Tierra se hizo habitable.


Esta velocidad de aparición hace pensar que, una vez existen las condiciones adecuadas, la vida puede desarrollarse de manera relativamente rápida.

Nuestros conocimientos sobre química prebiótica sugieren que los componentes de partida de la vida orgánica son universales y frecuentes. Las reglas de la química dirigen los primeros pasos, con lo que podemos asumir que la vida orgánica puede tener unas características reconocibles, surja donde surja.

Durante gran parte de la historia de la Tierra, la vida consistió en formas unicelulares y pluricelulares simples, como antecesoras de las algas modernas.

Los animales han poblado nuestro planeta durante los últimos 500 a 600 millones de años, sólo un 14 % de la línea de tiempo total de la vida.